ACERCA DEL SALMO 119: Resh

"Mira mi aflicción, y líbrame,
porque de tu ley no me he olvidado.
Defiende mi causa, y redímeme;
vivifícame con tu palabra.
Lejos está de los impíos la salvación,
porque no buscan tus estatutos.
Muchas son tus misericordias, oh Señor;
vivifícame conforme a tus juicios.
Muchos son mis perseguidores y mis enemigos,
mas de tus testimonios no me he apartado.
Veía a los prevaricadores, y me disgustaba,
porque no guardaban tus palabras.
Mira, oh Señor, que amo tus mandamientos;
vivifícame conforme a tu misericordia.
La suma de tu palabra es verdad,
y eterno es todo juicio de tu justicia."
Salmo 119: 153-160


Si hay una palabra que está inmersa en todo este salmo es obediencia, el salmista en todo momento le está diciendo al Señor "yo he obedecido", "yo he guardado tu palabra", y él sabía que esto traía bendición. Si recordamos las bendiciones de Deuteronomio 28, todas vienen al ser obedientes, no hay otra manera de ser bendecido de manera real. "Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz del Señor tu Dios" (Deuteronomio 28:2).

Si obedecemos, sabremos que Dios nos libra, defiende y redime, y además nos da vida por medio de su palabra. Y la consecuencia de la desobediencia es estar lejos de la salvación, es decir, lejos de Dios. "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).

En cambio cuando estamos en comunión con Dios, podemos ver que nuevas son cada mañana sus misericordias y entender que su palabra es pan y vida.

Al caminar en obediencia, veremos manifestarse al enemigo, que buscará hacernos caer y nuestra carne también se comportará como nuestra enemiga, "porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagan lo que quisieren" (Gálatas 5:17); pero nosotros debemos recordar que Cristo es nuestra fortaleza y huir de la tentación.

Nuevamente se toca el tema del celo por la verdad, por la palabra, por la obediencia, y este lo vamos a tener cuando de todo corazón amemos a Dios.

Amemos al Señor y amemos su palabra, porque la suma de su palabra es verdad y es eterna.

Diana Gutierrez

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