ACERCA DEL SALMO 119: Cof
"Clamé con todo mi corazón;
respóndeme, Señor,
y guardaré tus estatutos.
A ti clamé; sálvame,
y guardaré tus testimonios.
Me anticipé al alba, y clamé;
esperé en tu palabra.
Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,
para meditar en tus mandatos.
Oye mi voz conforme a tu misericordia;
oh Señor, vivifícame conforme a tu juicio.
Se acercaron a la maldad los que me persiguen;
se alejaron de tu ley.
Cercano estás tú, oh Señor,
y todos tus mandamientos son verdad.
Hace ya mucho que he entendido tus testimonios,
que para siempre los has establecido."
Salmo 119: 145-152
En ocasiones difíciles en las que nos sentimos angustiados, podemos llegar a clamar como el salmista, porque pensamos que Dios no nos está escuchando, ya que, a nuestro parecer, no nos está respondiendo. Pero Dios promete en su palabra estar atento a nuestras oraciones, es decir que sí nos está escuchando y sí nos está respondiendo, sólo que Él no responde a nuestra manera, sino según su voluntad y su tiempo que son perfectos. "Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos" (Salmo 34: 15); "¿y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Les digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" (Lucas 18: 7-8). Así que nosotros mientras tanto debemos ocuparnos en creer y obedecer su palabra.
Jesús fue ejemplo en madrugar y trasnochar para estar en la presencia del Padre, a pesar de su arduo trabajo durante el día y de que como humano seguramente se sentía cansado, Él siempre tenía tiempo para estar a solas con su Padre, cuánto más nosotros debemos y necesitamos tener el hábito de pasar tiempo en la presencia del Señor, meditando en su palabra y hablando con Él, de esta manera seguramente aprenderemos a esperar en Él, en su palabra y en su voluntad. "Mi porción es el Señor, dijo mi alma; por tanto, en Él esperaré" (Lamentaciones 3: 24); "Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré" (Salmo 5:3).
Si hay algo que podemos aprender a lo largo de este salmo es que el salmista siempre recuerda los atributos del Señor en sus oraciones, entonces le pide a Dios que lo escuche, porque él sabe que el Señor es misericordioso, le pide que lo vivifique, porque ha entendido que Dios es justo. ¿Hemos nosotros entendido y conocido cómo es nuestro Dios? Nuestra fe y adoración se basan en quién es Él.
Si nosotros amamos al Señor y vivimos para Él, debemos estar preparados para la persecución por parte de quienes no lo conocen. "Porque a ustedes les es concedido a causa de Cristo, no sólo que crean en Él, sino también que padezcan por Él" Filipenses 1: 29.
Nuestro Dios es cercano a nosotros, lo que Él ha dicho es verdad, podemos conocerlo, podemos escucharlo, podemos ver su gloria, si somos sus hijos. Si hoy lo sientes lejos, acércate a Él, porque la palabra dice que cuando nos acercamos a Él, Él se acerca a nosotros (Santiago 4: 8).
¡Cielo y tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán! (Mateo 24: 35)
Diana Gutierrez
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