ACERCA DEL SALMO 119: Waw
tu salvación, conforme a tu dicho.
Y daré por respuesta a mi avergonzador,
que en tu palabra he confiado.
No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad,
porque en tus juicios espero.
Guardaré tu ley siempre,
para siempre y eternamente.
y andaré en libertad,
porque busqué tus mandamientos.
Hablaré de tus testimonios delante de los reyes,
y no me avergonzaré;
y me regocijaré en tus mandamientos,
los cuales he amado.
Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé,
y meditaré en tus estatutos."
Salmo 119: 41-48
Conocer y atesorar la Palabra en nuestro corazón es muy importante, porque de esta manera nuestra fe estará fuerte y cimentada en unas promesas seguras; "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10: 17). El salmista conocía esas promesas y las pedía para él.
Además, cuando el enemigo venga a atacarnos, la Palabra debe ser nuestra respuesta hacia él; porque en ella está nuestra confianza y por medio de ella sabemos que el Señor está con nosotros para defendernos y entregarnos su victoria. "Tomen el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6: 17). Esa Palabra debe permanecer todo el tiempo en nuestra boca y en ella debe estar nuestra esperanza. "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" (Josué 1:8).
Nuestra obediencia en todo tiempo debe ser a esa Palabra dada por nuestro Padre, así viviremos en libertad, porque a diferencia de lo que el mundo piensa, la Palabra no nos cohíbe o esclaviza, ella nos libera; "conocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8: 32).
No importa ante quién estemos, la Palabra debe estar en nuestra boca y es la que debemos declarar sin avergonzarnos, sabiendo que ella es poderosa; "porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree..." (Romanos 1:16). Gocémonos en ella y amémosla, es ella la que nos hace sabios para la salvación, por eso, en todo momento, debe ser la meditación de nuestro corazón.
"...desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús." 2 Timoteo 3:15
Diana Gutierrez
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