Cristo, el Único y Eterno Dios (Hebreos 1)
Con esta primera reflexión acerca de la carta a los Hebreos, daremos inicio a una serie de estudio acerca de Jesucristo, nuestro Salvador, desde lo que nos enseña el autor de dicha carta guiado por el Espíritu Santo. Por medio de esto podremos ver la presencia de Cristo en toda la Escritura y el cumplimiento de las promesas y profecías manifestado en Él; además de ser una carta que nos anima a perseverar en nuestro caminar cristiano teniendo siempre presente que nuestro gran Rey volverá por su iglesia. Así que te doy la bienvenida a este maravilloso viaje por las Escrituras.
Para empezar, te invito a que tomes unos minutos para leer el primer capítulo de la carta a los Hebreos, sólo contiene 14 versos, así que no te tomará mucho tiempo, pero si lo lees con detenimiento verás la inmensidad de la verdad que contienen estos pocos versos.
Empieza hablándonos acerca del honor que hemos tenido al vivir en estos tiempos, ya que en la época de los antepasados el Señor habló por medio de profetas, pero en este tiempo nos habló por medio de su propio hijo, de hecho, si recordamos una de las parábolas que Jesús pronunció, Él ilustró justamente este hecho:
"Escuchen esta parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de éstos lo que le correspondía.
Los labradores agarraron a esos siervos; golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero. Después les mandó otros siervos, en mayor número que la primera vez, y también los maltrataron.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: "¡A mi hijo sí lo respetarán!" Pero cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: "Éste es el heredero. Matémoslo, para quedarnos con su herencia." Así que le echaron mano, lo arrojaron fuera del viñedo y lo mataron.
Ahora bien, cuando vuelva el dueño, ¿qué hará con esos labradores?
-Hará que esos malvados tengan un fin miserable -respondieron-, y arrendará el viñedo a otros labradores que le den lo que le corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.
Les dijo Jesús:
-¿No han leído nunca en las Escrituras: "La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular; esto es obra del Señor, y nos deja maravillados"?
Por eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino. El que caiga sobre esta piedra quedará despedazado, y si ella cae sobre alguien, lo hará polvo." (Mateo 21: 33-44)
Así que Dios mismo hecho hombre vino hasta nosotros y nos habló, pero no todos han querido escucharlo, Juan capítulo 1 y versículos 10 y 11 nos dice lo siguiente: "El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de Él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron". Y más adelante en el capítulo 3, también del evangelio de Juan, dice: "Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos" (v. 19).
Vemos entonces que Hebreos inicia con una declaración de la bondad de Cristo, Él siendo Dios vino al mundo a hablarnos, el mismo creador del universo acercándose a su creación. "Porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de Él y para Él" (Colosenses 1: 16).
Continúa el autor de Hebreos diciendo que Él sostiene todas las cosas con su palabra poderosa y entonces debemos remitirnos nuevamente al primer capítulo del evangelio de Juan y recordar que "en el principio ya existía el Verbo (λὸγος <logos>: palabra), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios" (v. 1). Este capítulo de Hebreos es toda una declaración de la divinidad de Cristo. Una declaración que es confirmada por las diferentes citas que hace el autor a textos del libro de Salmos, Samuel, Crónicas y una variante del texto de Deuteronomio, y nos deja ver la presencia evidente de Cristo a lo largo del Antiguo Testamento.
Y finalmente cabe destacar la parte final del versículo 12 en donde dice (citando un texto de los Salmos), refiriéndose a Cristo, "...tú eres el mismo, y tus años no tienen fin", aquí vemos claramente la eternidad de Cristo como Dios, por lo tanto Él es superior a los ángeles, quienes están para servirle a Él, y para ayudar a los herederos de la salvación, es decir, a quienes hemos creído en Cristo.
Quiero concluir recordándote que Aquel que un día se hizo hombre por amor a ti y a mí, realmente ha sido y será, desde la eternidad y hasta la eternidad, el Dios inmutable, poderoso y creador, y es Él a quién debemos toda la adoración, al Cristo glorioso que ha sido siempre mayor que los ángeles.
Diana Gutiérrez
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