ACERCA DEL SALMO 119: Ayin

"Juicio y justicia he hecho;
no me abandones a mis opresores.
Afianza a tu siervo para bien;
No permitas que los soberbios me opriman.
Mis ojos desfallecieron por tu salvación,
y por la palabra de tu justicia.
Haz con tu siervo según tu misericordia,
y enséñame tus estatutos.
Tu siervo soy yo, dame entendimiento
para conocer tus testimonios.
Tiempo es de actuar, oh Señor,
porque han invalidado tu ley.
Por eso he amado tus mandamientos 
más que el oro, y más que oro muy puro.
Por eso estimé rectos todos tus mandamientos
sobre todas las cosas,
y aborrecí todo camino de mentira."
Salmo 119: 121-128

"No se engañen; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará". Gálatas 6: 7

Cuando sabemos que hemos sembrado buenas cosas con nuestra vida, debemos confiar en el Señor, pues Él es justo y es nuestro guardador.

En el Señor estamos firmes y fuertes; cuando disponemos nuestro corazón, Él nos afirma en la roca, Él nos hace libres de opresión, ahora sólo somos esclavos de Él, pero esa esclavitud es de bendición y libertad, aunque suene contradictorio, porque Él es nuestra fuerza y nuestra victoria.

Si, como nos enseñó Jesús con su vida, nos humillamos a la voluntad del Padre, veremos cada día su misericordia en nuestras vidas. "Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte cuando sea tiempo" (1 Pedro 5: 6).

Una vez más se repite la petición de que sea el Señor enseñando su palabra al salmista... ¿Está esta petición en nuestras oraciones cada día?, ¿es éste un deseo de nuestro corazón?

Debemos actuar en lo que el Señor nos ha ordenado actuar. Es cierto, cada día crece más la maldad en el mundo, pero ¿y la iglesia en dónde está? Ya no es tiempo de dormir, es tiempo de levantarnos y brillar con la luz de Jesús, llevando la locura de la predicación del evangelio a todo lugar, pero esto lo haremos cuando con pasión amemos la palabra, la verdad del evangelio, amemos al Señor y amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. "La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz" (Romanos 13: 12).

Obedeceremos la palabra cuando entendamos que es la verdad eterna e infalible de un Dios recto, justo y perfecto.

Diana Gutierrez

Comentarios

Entradas populares