Jesús Vs. Abraham (Hebreos 7)

"Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaómer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el valle de Save, es decir, en el valle del Rey.
Y Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios altísimo, le ofreció pan y vino. Luego bendijo a Abram con estas palabras: 
<<¡Que el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra, bendiga a Abram!
¡Bendito sea el Dios altísimo, que entregó en tus manos a tus enemigos!>>
Entonces Abram le dio el diezmo de todo." Génesis 14: 17-20 

En esta oportunidad estaremos estudiando el capítulo 7 de la carta a los Hebreos, cuyo contexto es los versos anteriormente citados del libro de Génesis. En este capítulo, vemos que el autor expone cómo Melquisedec es un tipo de Cristo y afirma que es mayor que Abraham, ya que lo bendijo. Así que el enfoque de este capítulo será la superioridad de Cristo sobre Abraham.

Vemos que nuestro Señor Jesucristo llega para restaurar el sacerdocio fracasado en manos de hombres, y hay un cambio de línea sacerdotal, Cristo es llamado sacerdote "según el orden de Melquisedec", y al haber un cambio de línea sacerdotal tiene que haber un cambio de ley, es por esto que Cristo nos introduce en un nuevo pacto. 

Llega Cristo como el nuevo sacerdote que no viene de un linaje humano, sino que es eterno y por ello establece su sacerdocio para siempre. Gracias a esto, la ley anterior queda anulada ya que no perfeccionó nada, y se introduce una esperanza mejor, una que nos acerca a Dios, y esa esperanza es Cristo.

Los otros sacerdotes fueron establecidos sin juramento, pero Cristo fue establecido sacerdote para siempre con juramento y nos garantiza un pacto superior, Él tiene un sacerdocio imperecedero, y por eso nos salva para siempre, porque siempre intercede por nosotros, lo cual es muestra de su eterno amor.

Él ofreció un sacrificio perfecto, hecho una vez y para siempre, y ese sacrificio fue ofrecerse a sí mismo para perdón de nuestros pecados, sólo de los nuestros porque Él es santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos, de otra manera no habría podido ser el sacrificio perfecto.

La ley designaba a hombres débiles como sacerdotes, pero el juramento designó al Hijo quien es perfecto y eterno. El Hijo que es superior al patriarca Abraham.

"pero como Jesús permanece para siempre, su sacerdocio es imperecedero. Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos." Hebreos 7: 24-25

Diana Gutiérrez

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